El amor empieza por ti mismo, ¿Te
has detenido a pensar cómo te hablas cuando te ves en el espejo?, ¿qué tan duro
te juzgas? Antes de hablar, ¿tienes dudas acerca de lo que dirás o de tu
capacidad de ser escuchado?
La relación más duradera y
cercana que tendrás en la vida es contigo mismo. ¿Qué tan amoroso y respetuoso
eres contigo? La forma en la que piensas acerca de ti es cómo te proyectas,
cómo la gente te percibe. De modo que si alguien no te trata bien o no te gusta
cómo te habla, analiza cómo te tratas a ti mismo. Suena duro pero en realidad es
muy lógico. La mayoría de las personas pretenden que las otras los valoren, los
validen, que los vean, en una búsqueda de autoafirmación o reconocimiento. Pero
las relaciones externas que tienes solo son el reflejo de la forma como te
relacionas contigo. Quizá en la superficie te digas que sí te amas, sin embargo,
la vida se mide por resultados.
Observa detenidamente si lo que
estás recibiendo del mundo es lo que deseas y si lo puedes mejorar. La buena noticia
es: siempre podrás mejorarlo. Una manera
saludable de hacerlo es reconociendo que muchos de los conceptos que tienes de
ti mismo provienen de apreciaciones erróneas o limitadas. Vamos a dividir este
tema en 2 aspectos: uno, el que eres y otro, el que crees que eres. Es decir:
has nacido perfecto, lleno de capacidades maravillosas. Todo bebé se siente
merecedor del afecto y de las atenciones de quienes lo rodean, no se lo cuestionan,
pero al pasar el tiempo, según en el hogar en el que hayamos crecido, nos vamos
llenando de miedos, inseguridades y si el ambiente es difícil nos olvidamos de
quiénes somos y comenzamos a crear una especie de doble, viciado con creencias
limitantes, miedos y probablemente con una visión muy limitada de ti mismo. Nos
escondemos en diversas máscaras y a veces hasta renunciamos a mostrarnos tal
cual somos por miedo al rechazo.
Hoy vamos a invitarnos a buscar
que reflexiones sobre esto: sea cual sea la forma en la que te educaron, te ha
hecho quien eres hoy. Una manera muy saludable de sanar es reconociendo que
mamá, papá y los adultos significativos en los primeros años de edad nos dieron
lo mejor que pudieron con lo que tenían. Rendir tributo a nuestros padres con
amor y respeto nos hará reconciliarnos con ellos y reconocerlos como personas
que tuvieron aciertos y también áreas de oportunidad, como todos.
Si algo de lo que estás recibiendo
en tus relaciones de cualquier índole no te gusta, obsérvate bien, no hay nada
que no puedas cambiar. ¿Cuánto tiempo más vas a esperar para valorarte? ¿Cuánto
tiempo vas a buscar que otros lo hagan para validarte? Mírate desde lo que
verdaderamente eres. El real. Tú eres un ser único, irrepetible y hermoso,
capaz de modificar lo que sea necesario en el momento que lo decidas. Lo único
que necesitas es voluntad y darte permiso de ser lo mejor que puedas ser.
Esta vida es una invaluable
oportunidad para dejar huella y esto no podrá hacerse si no te amas, si no te
hablas con respeto y si no te llevas a ganar en la vida. Cada día comienza un
nuevo guion, cada nuevo momento constituye una nueva oportunidad. Pregúntate si
vas en dirección a lo que deseas manifestar en la vida, o en dirección contraria.
Tú puedes modificarlo.
En la medida que fomentes una
mejor relación contigo mismo recibirás lo mismo de los demás porque responderán
a las vibraciones de tu pensamiento, al reflejo de tu actitud. Séneca tenía una
frase “Solo hay vientos favorables para el que sabe a dónde va” y le
agregaríamos “para el que sabe a dónde va y se quiere”. Anda, reconócete,
admírate, llévate a ganar. Ámate un paso a la vez, solo por hoy y así todos los
días.
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