El 7 de septiembre de 2017 se ha ganado un lugar especial y permanente en la memoria colectiva de los mexicanos. A continuación una breve información relacionada al evento e información que probablemente no ha sido considerada.
El Dr. Victor Manuel Cruz Atienza científico investigador del departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la UNAM menciona que siempre existen réplicas luego de acontecer un sismo, la cantidad de replicas por día en todos los casos decae con el tiempo, esto depende de cada terremoto y de este modo, no hay evidencia científica que determine un sismo con mayor magnitud en específico para el terremoto acontecido en la noche del 7 de septiembre.
El doctor siempre considera como comparativo, un sismo sucedido el 22 de marzo de 2002 con magnitud de 7.6 y epicentro en la localidad de Pinotepa Nacional, Oaxaca el cual presentó una serie extraordinaria de réplicas asociadas que se extendieron hasta un año después de haber sucedido. En contraste, el sismo del 19 de septiembre de 1985 registró pocas réplicas y a escasas semanas era difícil encontrar réplicas significativas, con esta referencia, menciona Cruz Atienza que las réplicas del sismo de 2017 se consideran normales, no atípicas.
En principio, la tasa de réplicas, la tasa de actividad sísmica, la cantidad de réplicas podría compararse hacia la disminución, sin embargo no excluye, como en ningún otro caso u otro terremoto que ocurre en el mundo, la posibilidad de presentarse una nueva réplica como notablemente ocurrió en 1985 con el segundo terremoto de 7.8 sucedido por la noche del día siguiente. Por lo anterior concluye, no existe indicio alguno que confirme la activación de réplicas específicas como se comenta en redes sociales constantemente.
"Los sismólogos nunca nos referimos para describir a un terremoto con los términos oscilatorios o trepidatorio que es una descripción coloquial para explicar el movimiento que un individuo experimenta en el lugar en el que se encuentra cuando sucede el sismo. Si el sujeto siente que el movimiento es más horizontal que vertical se refiere que es oscilatorio o al revés si es trepidatorio. En todo caso estas características del movimiento de un sismo no representan la configuración del terremoto, de hecho las actividades sísmicas que se presentan tienen la misma naturaleza son "P ondas", "S ondas", ondas superficiales, entre otras, cada una de estas diferentes las cuales inducen movimientos específicos del terreno hacia arriba, hacia los lados, transversales, radiales, etc. Para concluir, no se puede decir que el sismo de 1985 haya sido oscilatorio o trepidatorio".
Por lo tanto, Cruz Atienza señala que no existe relación entre el tipo de movimiento que experimentan los sujetos al suceder el sismo y la naturaleza propia de estos.
También indica que se debe diferenciar entre la magnitud del terremoto y la intensidad entendiendo la magnitud como el tamaño de la ruptura, la cantidad de energía, entre otros, en este sentido, la magnitud del sismo del 7 de septiembre de 2017 (8.2) fue mayor que la del sismo de 1985 (8.0).
En cuanto a intensidad se debe acotar a los movimientos del suelo percibidos por el terremoto en un lugar determinado. Conforme nos alejamos de la fuente o del epicentro, la intensidad va decreciendo porque las ondas se atenúan. En esos términos, el terremoto de 2017 sí fue más intenso hasta donde se ha podido constatar con datos sismológicos, el movimiento cerca del epicentro fue mas violento, más brusco que en el sismo de 1985.
Sin embargo, en la ciudad de México la sacudida del 7 de septiembre de 2017 fue de 4 a 5 veces menor a la que se experimentó en 1985, lo anterior debido a la distancia epicentral que se explica anteriormente. La duración fue impresionante, en palabras de Cruz Atienza, pues se debe a la ubicación del epicentro localizado relativamente lejos (en el mar a 137 km al suroeste de Tonalá, Chiapas y a 700 km aproximadamente de la capital nacional. El Financiero, Viernes 8 de septiembre 2017). Al entrar las ondas a la ciudad, estas se van dispersando y de alguna forma alargando el suministro de energía sísmica en la cuenca y por lo tanto es más sostenido.
Por otro lado, la cuenca misma sobre la que está situada la ciudad de México produce un "alargamiento" del movimiento muy significativo por las propiedades del suelo mismo.
Sobre el efecto lumínico
Algunos le denominaron tribuluminiscencia, pero el doctor Cruz menciona no conocer el término ni su referencia dentro del campo de la sismología. Considera que probablemente se observaron por efectos de tormentas cercanas o la explosión de transformadores de energía eléctrica.
No existe evidencia científica que demuestre un efecto asociado a un sismo sobre la producción de centellos en el cielo.
¡Extra!
- La destrucción del Coloso de Rodas una de las grandes maravillas del mundo antiguo por un terremoto, dicen algunos que en el 226 a.C. aproximadamente cayó por los suelos esa escultura monumental hecha en bronce en honor del dios sol, Helios. Algunos registros, probablemente con algún grado de exageración que los dedos rasgados del coloso parecían enormes cuevas.
- Otro gran cataclismo de la historia fue el terremoto de Lisboa, Portugal en 1755, era el 1° de noviembre, día de todos los santos y los fieles atiborraban las iglesias para escuchar misa, el terremoto aplastó a muchísimos de ellos y por si fuese poco se produjo un tsunami, el río Tajo terminó por arrasar la pobre ciudad de Lisboa, que en aquel momento era capital de un gran imperio.
En México hemos sabido adaptarnos, al menos los chilangos somos un poco necios, la enorme ciudad capital se encuentra en una cuenca lluviosa sin escape natural para el agua, que se inunda fácilmente, como sabemos todos. Por si fuera poco construimos en la parte más profunda y para redondear, sufrimos de contaminación, por otro lado no está por demás recordar que estamos a 50 km de un volcán activo por lo que la zona es altamente sísmica.
Información oficial del sismo del 7 de septiembre de 2017
ww.ssn.unam.mx/sismicidad/reportes-especiales/2017/SSNMX_rep_esp_20170907_Chiapas_M84.pdf
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